El Gobierno Nacional está
poniendo en cintura a los enemigos de la patria, pues hemos observado acciones
determinantes en contra de los más temidos terroristas; esos mismos denominados
objetivos de alto valor que desde el país vecino hacen de las suyas con la
complicidad del rufián Maduro.
La verticalidad del Gobierno es
seria: cercar diplomáticamente al bandido analfabeta de Maduro y asfixiar en
sus madrigueras a los genocidas de Gentil Duarte, Márquez, Santrich, Romaña, y
El Paisa. Lo cual aplaudimos puesto que ese es el único camino para proteger a
nuestra democracia.
Razón tuvo un abogado cuando
propuso a través de una obra magistral darle muerte al tirano; ese mismo que
con su venia y, desangrando a su país, ha auxiliado a los enemigos de Colombia.
La muerte del cabecilla Maduro, de Diosdado Cabello y del Cartel de los Soles
es una necesidad que apremia para el bienestar de Latinoamérica.
A decir verdad, Nicolas Maduro,
un cavernícola infundado, no ha escatimado esfuerzos para desestabilizar a
Colombia, pues con su degradante espionaje pretende sabotear la estabilidad
democrática de la nación. Produce una indignación mayúscula conocer los
movimientos, el patrocinio, la libertad y el impulso que Maduro le está dando a
los bandidos de Farc para que desde Venezuela delincan en contra nuestra.
Dar de baja a los criminales en
mención, principalmente a Maduro, configura un acto de legítima defensa.
Realmente, bombardear el palacio de Miraflores sería una magnifica alternativa
si no fuera por el respaldo del psicópata Vladimir Putin, quien, dicho sea de
paso, legitima todos y cada uno de los desmanes de Maduro, dado que, desde hace
una década tiene el ojo puesto en Colombia.
¿Cuál es la gravedad del asunto?
Los protegidos de Putin: Maduro, Márquez, Santrich, Romaña y El Paisa estarían
implicados por concierto en los delitos de conspiración para narcoterrorismo,
conspiración para importar cocaína a Estados Unidos, posesión de ametralladoras
y aparatos destructivos, y conspiración por posesión de ametralladoras y
aparatos destructivos. Razón por la cual, comparten una imputación de cargos
emitida por la Corte del Distrito Sur de Nueva York.
Según las evidencias presentadas
por la justicia norteamericana, el cartel de los Soles, grupo de mafiosos
dirigido por militares del régimen venezolano, trabajó de la mano con las Farc
desde el año 1999. Puntualmente, altos mandos venezolanos proporcionaron armas
y municiones a los miembros de las Farc, y se coordinaron relaciones
internacionales con Honduras y otros países para facilitar el tráfico de cocaína
a gran escala.
Lo que quiere decir que parte de
las armas con las que los bandidos de Farc destruían a Colombia provenían de
los HP… (hijos perdidos) de Venezuela. De la misma manera, el dinero mafioso
que adquirían desde el año 1999 (llegada al poder del muy despreciable Hugo
Chávez) fue compartido, tal y como lo hacían en su momento el Cartel de
Medellín y de Cali.
Nos produce grima que alias Iván
Márquez viva en un condominio resguardado por hombres de Maduro en el casco
urbano de la ciudad de Elorza, a pocos kilómetros de Arauca. Y produce la misma
sensación que puedan caminar por Venezuela en medio de los civiles hambrientos
y desolados. Y, que, además, puedan desplazarse en caravanas de camionetas, con
indumentaria militar, y armados los HP de Santrich y el Paisa.
¿Cuál es la solución? Insistir
con el cerco diplomático, encaminado a desconocer al régimen ilegítimo de
Maduro. Y para ello es indispensable fortalecer el mismo, de tal forma que sean
más las naciones unidas en contra del tirano, pues esa es la única alternativa
viable para que el sátrapa dimita del poder.
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