La realidad económica colombiana es actualmente deprimente. La desaceleración monetaria y la improvisación en materia fiscal han sido monumentales, en tanto, la reforma tributaria del ejecutivo central, tramitada recientemente, fue excesivamente contraccionista. Sin más ni más han ocasionado grandes perjuicios al patrimonio de los ciudadanos reflejados en el aumento de las cargas tributarias para la industria privada, y la clase media, así como la notable reducción del gasto público por cuenta del despilfarro inconsciente. El déficit ha generado, directamente, un detrimento en las finanzas del presupuesto nacional. A ello también debemos agregarle que los acuerdos de paz contribuyeron para consolidar ésta degradante realidad, pues es un hecho notorio que las reformas tramitadas por el Gobierno Santos, tenían tras bambalinas, una exclusiva finalidad: suplir los exorbitantes gastos provenientes del proceso de paz. Y claro, resulta evidente, ya que, haber financiado la cantidad de
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