Roy Barreras: ha sido, desde
siempre, un sujeto conveniente, adulador y, clientelista hasta rabiar.
Adicionalmente, es un vil siervo de aquel que le otorgue contratos, puestos,
prebendas y dádivas burocráticas, bien sea para su beneficio o, para el de algún
tercero relacionado con sus despropósitos clientelistas. Barreras, inició su
carrera política al lado del expresidente Uribe, creció bajo el impulso de
éste, perfilándose dizque como un “duro” defensor de la seguridad democrática,
como quiera que su discurso en defensa de la doctrina del uribismo fue
llamativo para quienes lo escuchaban, pues no pasaba desapercibido en el
Capitolio Nacional. No obstante, siempre existió un manto de duda sobre su
lealtad como defensor a ultranza de las políticas de Álvaro Uribe, pues había
quienes tenían claro desde el principio que este oscuro personaje era un sujeto
desleal, traicionero y deshonesto. Y, en efecto, ello era lo cierto.
¿Cómo ha sido su accionar? En
2010 una vez el expresidente Uribe finaliza su mandato, todo cambia, y, ese
‘uribista’ de antaño se convierte en un ‘santista’ recalcitrante como el que
más. Desde aquella época, Roy fue el apoyo acérrimo e incondicional del presidente
más corrupto de nuestra historia republicana, así como el patrocinador directo
en el Senado de sus desaciertos. Fue así como Roy, renegando y despotricando de
quien le dio la mano (Uribe), apoyó desde el inicio los desmanes santistas para
continuar con su vulgar carrera legislativa; allí enriqueció sus repudiables
alforjas a través de cupos indicativos, contratos multimillonarios, comisiones
y dinero en efectivo asignado por Santos para cooptar el Congreso y las
respectivas regiones colombianas. Roy Barreras fue un enmermelado a diestra y
siniestra que, fácilmente pudo haber fallecido en 2018 por una agresiva
diabetes. Pero sobrevivió porque, posteriormente, en 2018 sin sonrojarse, y
luego de lanzarle innumerables dardos a Vargas Lleras por su silencio frente al
proceso habanero, optó por apoyarlo. Que no les quepa la menor duda que su
“apoyo” a Vargas Lleras fue también por pura conveniencia. ¡Hipócrita!
Es así como podemos identificar a
un potencial lagarto: primero fue prohijado de Uribe y lo traicionó cuando
Uribe puso a Santos en la Casa de Nariño, luego lo fue de Santos en su oscuro
mandato, pero cuando término en 2018 su periodo y se acabó la mermelada
corrupta jamás le volvió a contestar; después apoyó a Vargas Lleras en la
contienda presidencial del 2018 cuando previamente había denigrado de este,
pero vaya casualidad que cuando Vargas se incineró hasta el pandero tampoco lo
volvió a determinar. ¡Tremendo Lagarto ese Roy!
Pero él no es el único, puesto que se presenta
otro caso más grotesco…
Armando Benedetti: un tipo que
también inició su carrera política gracias al respaldo desinteresado del
expresidente Uribe, profiriendo en su momento admirables discursos a favor de
la seguridad democrática. Nadie pensaría que, ese muchacho de entonces fuese un
mentiroso de tal calaña, pues algunos lo consideraban un acérrimo ‘uribista
consistente’ en el Congreso. Empero, todo cambió en el 2010- así como Roy-
cuando Santos destapó sus verdaderas intenciones. Desde aquella época,
Benedetti, se convirtió en un consolidado ‘Santista’ dispuesto a defender a
capa y espada la mermelada con tal de ser partícipe de esta. Y en efecto, así
lo fue: enriqueció sus alforjas con cupos indicativos, contratos
multimillonarios, burocracia y dinero asignado por Santos.
¿Cómo ha sido su accionar?
Benedetti se autoproclamaba en 2006 y 2007 un uribista recalcitrante, pero peló
el cobre desde 2010 y comenzó a denigrar del líder (Uribe) que lo catapultó.
Allí dejó de tratar a Uribe con la lambonería que lo caracterizaba para convertirse
en su agresivo contendor. Epítetos como guerrerista, indolente y paramilitar
fueron los que este sujeto utilizó para referirse al expresidente Uribe y a
todo aquel que lo apoyare. Luego, obrando como una mucama se le arrodilló a
Santos a cambio de dinero, puestos y contratos”, pero vaya sorpresa que cuando
terminó su mandato en 2018 tampoco lo volvió a determinar.
Posteriormente, fue así como este
sujeto a fin de ‘dinamizar su carrera legislativa’, también apoyó en 2018 a
Vargas Lleras, a quien previamente había tildado de miserable y perseguidor por
montarle supuestamente un enredo con asocio del entonces fiscal Néstor Humberto
Martínez. La incoherencia de Benedetti fue abrupta: vale la pena recordar el
show mediático que armó con Vicky Dávila en la W, al acusar al fiscal Néstor
Humberto Martínez de ser la cuota política de Germán Vargas Lleras para
perseguirlo, investigarlo y acusarlo, porque según él, ambos lo ‘querían joder’
por oponerse a las malas actuaciones de estos.
No olvidamos como, en ese
entonces, Benedetti hizo semejante bullaranga para luego- en cuestión de unos
meses- ir a ofrecérsele a Vargas Lleras con miras a verificar si este, en un
eventual mandato, le daba más mermelada. Es así como identificamos en Benedetti
a un potencial politiquero que dejó de ser Uribista en 2010 para luego ser
Santista, posteriormente en 2018 quiso convertirse en Vargasllerista, porque
juraba que este ganaría la presidencia, pero para su infortunio les tocó a
ambos untarse crema # 4 en los glúteos para soportar la quemazón.
Como si fuera poco, siendo su
caso más repudiable que el de Roy, observamos como Benedetti en 2018- brincando
de un lado a otro como una grilla de monte- comenzó a denigrar de Santos dizque
porque el proceso de paz estuvo fallido; cosa que nunca advirtió en tanto
Santos le daba contratos y mermelada. La realidad es que a Benedetti sólo le
bastó que Santos terminara su ingratísimo mandato para criticar a aquella
nefanda gestión de ocho años que él mismo respaldó.
Actualmente encontramos que Roy
Barreras ha mantenido firmeza frente al proceso habanero que apoyó, contrario
sensu, Benedetti tuvo la desvergüenza de denigrar de quien organizó dicho
proceso luego de que él mismo sujeto (Santos) lo favoreció y lo enriqueció. ¡A
diferencia de Roy, esto es lo que nos lleva a determinar que Benedetti no es
tremendo Lagarto, sino tremendo Lagartazo!
Adenda: Roy Barreras y Armando
Benedetti son el espejo, el reflejo y el ejemplo exacto de lo que NO podemos ni
debemos ser, ni mucho menos hacer en política. Ahora pretenden posar de
“dignos” anunciando su retiro de la colectividad en la que hicieron y
deshicieron aduciendo dizque pérdida de identidad, cuando está demostrado que
el accionar político de ambos radica en abandonar todo aquello que ya no les
sirve. ¡Ingratos de tiempo completo!
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