Ir al contenido principal

PETRO ESTÁ DESTRUYENDO A COLOMBIA


El caos en Bogotá, Cali y otras ciudades es responsabilidad directa de Gustavo Petro y sus secuaces. Los vándalos, los terroristas y los encapuchados que han ocasionado todo tipo de desmanes y afectaciones al patrimonio público y privado fueron incitados por el incendiario senador. Según Fenalco, el comercio perdió más de 150 mil millones de pesos. En Bogotá los daños ascienden los 20 mil millones de pesos. En Cali el saqueo fue exorbitante y en otras ciudades la alteración al orden público no tuvo precedentes. Bandidos por doquier se metieron a las casas y a los conjuntos residenciales de los ciudadanos decentes para atentar contra su patrimonio. ¡Miserables!

Aun así, el senador Petro continuaba, como buen agitador, invitando al caos, a la anarquía y a la destrucción total de Colombia. En su cuenta de Twitter incitaba a la violencia proponiendo agresivas movilizaciones, estigmatizando periodistas que lo confrontaban, y, como si fuera poco, poniendo en tela de juicio la labor del Ejército y de la Policía.

¿Cómo atreverse a afirmar que el Gobierno Nacional estaba pagando criminales para que destruyeran el país? Solo a un canalla y desequilibrado mental se le ocurre semejante disparate. Pero, esto no es algo sorpresivo en él porque en medio de su revanchismo, destilando odio y rencor, también pretendió de manera vil y miserable adueñarse de una expresión ciudadana de inconformidad con el Gobierno Nacional, como lo fue la marcha pacífica. Debemos dejarle claro al senador Petro que la movilización fue del pueblo, no de su “Colombia Humana”. En consecuencia, es un potencial mentiroso. ¡Falaz! 

No nos llamemos a engaños: el oportunismo politiquero de Petro se ve reflejado con creces, hasta el punto de comparar su votación con el número de personas que se manifestaron el 21N. Es que hay que ser un pelafustán de talla mayor para aprovecharse del clamor generalizado de la ciudadanía, con el oscuro propósito de impulsar una aspiración electoral.

Es importante precisar que la marcha pacífica no tiene tintes ni colores políticos, toda vez que es una manifestación legítima que le corresponde al constituyente primario. Quien haga uso del descontento de las personas para pescar en río revuelto, es un ser despreciable que no merece integrar las mieles del poder. Y ese es Gustavo Petro: un resentido, revanchista, agitador e incendiario que utiliza las expresiones legítimas de los ciudadanos para su propio beneficio. ¡Pura demagogia politiquera!

Que nos quede claro: A Petro, como a cualquier guerrillero, no le interesa el país ni el bienestar de la población, sino únicamente la toma del poder. Es así como combinan todas las formas de lucha para derrocar a los Gobiernos legítimamente electos por la sociedad.

Senador Petro: no incendie más al país, no incite al crimen y al odio generalizado. Deje de estigmatizar a quienes lo confrontan. ¡Y no sea infame! Respete las expresiones de inconformidad de los ciudadanos. Con ello no se debe hacer política. Usted cada vez más se catapulta como el dirigente del odio. ¡Desmovilícese, no destruya a Colombia!

Comentarios

Entradas populares de este blog

MANO DURA CONTRA EL TERRORISMO

El Gobierno Nacional está poniendo en cintura a los enemigos de la patria, pues hemos observado acciones determinantes en contra de los más temidos terroristas; esos mismos denominados objetivos de alto valor que desde el país vecino hacen de las suyas con la complicidad del rufián Maduro. La verticalidad del Gobierno es seria: cercar diplomáticamente al bandido analfabeta de Maduro y asfixiar en sus madrigueras a los genocidas de Gentil Duarte, Márquez, Santrich, Romaña, y El Paisa. Lo cual aplaudimos puesto que ese es el único camino para proteger a nuestra democracia. Razón tuvo un abogado cuando propuso a través de una obra magistral darle muerte al tirano; ese mismo que con su venia y, desangrando a su país, ha auxiliado a los enemigos de Colombia. La muerte del cabecilla Maduro, de Diosdado Cabello y del Cartel de los Soles es una necesidad que apremia para el bienestar de Latinoamérica.   A decir verdad, Nicolas Maduro, un cavernícola infundado, no ha escatimado esfuerzos

LA MANO NEGRA DE SANTOS

La época en la que mayor corrupción padecimos los colombianos se dio entre los años 2010 y 2018. En esos dos cuatrienios observamos triquiñuelas, tramoyas, chanchullos, montajes, sobornos, y trampas de toda índole. Los colombianos tuvimos que padecer por culpa del tristemente célebre- Juan Manuel Santos- la antítesis de la rectitud en lo público, empero, nos tocó sí soportar la antología de la aversión que encarnaba aquel tramposo mandatario, que, sin más ni más, pasara a la historia como un personaje de ingratísima recordación, amén de sus repugnantes actuaciones en el escenario público. Siempre lo hemos dicho: el problema letal de Santos además del bodrio del Acuerdo Habanero, fue la malhadada corrupción que pelechó en su deplorable Gobierno y, que, fracturó la institucionalidad del Estado. Santos, como buen truhan que es, no solo traicionó las bases y los electores que confiaron en él, sino que además cogobernó con los enemigos de la patria, y no estando satisfecho con ello, e

EL ODIO DE PETRO

Llevamos más de veinte años observando la incansable persecución de Gustavo Petro hacia el expresidente Uribe. Y más allá de un rezago ideológico, lo que comprendemos es una ira infundada que no tiene parangón, puesto que sobrepasa los límites del rencor. El senador Gustavo Petro en su afán enfermizo y desbordado de destruir a su oponente, ha asumido la despreciable tarea de montar una campaña de difamación abrupta en la que pretende endilgarle toda responsabilidad a Uribe- hasta por lo más mínimo que ocurre en el país- cuando bien sabemos por mera lógica que todo no gira en torno a determinada persona. Se dice que la esquizofrenia es un trastorno mental grave, mediante el cual las personas interpretan la realidad de manera anormal, lo que puede provocar una combinación de alucinaciones y delirios graves en el pensamiento y en el comportamiento, que afecta el funcionamiento diario de la persona. Efectivamente, pareciere que el senador Petro sufre de una esquizofrenia grave, pues