Ir al contenido principal

¡GRACIAS!


Estuvimos, aproximadamente, cuatro meses distanciados de esta columna, toda vez que el vaivén político nos había impedido continuar con tan adorable menester. 

Hoy, transcurridas dos semanas de las elecciones, les contaré brevemente la experiencia: tuve la oportunidad de aspirar a la Asamblea Departamental de Antioquia con el aval de un partido alternativo. Era la primera vez que asumíamos dicho ejercicio político, lo hicimos con coraje, determinación y entusiasmo. 

Desarrollamos una campaña limpia, transparente, sencilla y austera. Con pocos recursos, con algunos errores y sin contar con el respaldo de jefes políticos, empresarios y grupos económicos, emprendimos de manera autónoma la lucha que demandaba esta contienda electoral (2019).

Recorrimos, en la medida de lo posible, algunos (pocos) sectores del departamento con el fin de llevar a los antioqueños nuestro mensaje: “Hola, me llamo Juan David, soy candidato a la Asamblea, tengo 27 años y te quiero presentar mi propuesta, la cual está consignada en este volante”.  Y fue así como transcurrió nuestra labor política. Dialogamos espontáneamente con las personas, hicimos una pedagogía sana con quienes entablamos cualquier conversación, socializamos nuestras propuestas e ideas, y contribuimos para darle un nuevo aire a la política. 

Con orgullo puedo decir que estoy tranquilo porque en este proceso electoral no engañamos a nadie, no desgarramos el relato político, no obramos con populismo, no laceramos ni mancillamos a nuestros contendores, pero lo más importante de todo: no compramos una sola conciencia. Estoy convencido que quienes depositaron su confianza en nuestra propuesta fue por libre albedrío y por plena convicción. Fue así como obtuvimos 3.400 votos, los cuales, de sumo, fueron todos de opinión. Nuestra votación fue propia, no endosada ni enajenada. Marcamos la diferencia.

Como bien lo dijo el primer Ministro Británico, Winston Churchill: “El éxito no es definitivo, el fracaso no es fatal; es el valor para continuar lo que cuenta”. Esta vez no gané, pero di el primer paso de un largo camino; esto apenas comienza, voy por la victoria, seguiré desarrollando el trabajo social con mayor vehemencia e insistencia, continuaré llevando el mensaje a las comunidades y trabajaré con absoluta disciplina porque nuestro #AmorPorAntioquia es infinito.  

La política es una lucha constante por el poder, y hacerse de manera decente a un cargo de elección popular requiere de un esfuerzo descomunal. Lo importante es que jamás renunciaré a mis convicciones y lo seguiré intentando todas las veces que sean posibles, porque las conquistas democráticas se consolidan luego de un duro proceso de madurez y de evolución personal. Tengo certeza de que no perdí, por el contrario, maduré y evolucioné para el bienestar de Antioquia.

Mil gracias a los 3.400 antioqueños que creyeron en nuestra propuesta, los llevo en mi corazón. Infinita gratitud tengo con ustedes. ¡Dios los bendiga!

Comentarios

Entradas populares de este blog

MANO DURA CONTRA EL TERRORISMO

El Gobierno Nacional está poniendo en cintura a los enemigos de la patria, pues hemos observado acciones determinantes en contra de los más temidos terroristas; esos mismos denominados objetivos de alto valor que desde el país vecino hacen de las suyas con la complicidad del rufián Maduro. La verticalidad del Gobierno es seria: cercar diplomáticamente al bandido analfabeta de Maduro y asfixiar en sus madrigueras a los genocidas de Gentil Duarte, Márquez, Santrich, Romaña, y El Paisa. Lo cual aplaudimos puesto que ese es el único camino para proteger a nuestra democracia. Razón tuvo un abogado cuando propuso a través de una obra magistral darle muerte al tirano; ese mismo que con su venia y, desangrando a su país, ha auxiliado a los enemigos de Colombia. La muerte del cabecilla Maduro, de Diosdado Cabello y del Cartel de los Soles es una necesidad que apremia para el bienestar de Latinoamérica.   A decir verdad, Nicolas Maduro, un cavernícola infundado, no ha escatimado esfuerzos

LA MANO NEGRA DE SANTOS

La época en la que mayor corrupción padecimos los colombianos se dio entre los años 2010 y 2018. En esos dos cuatrienios observamos triquiñuelas, tramoyas, chanchullos, montajes, sobornos, y trampas de toda índole. Los colombianos tuvimos que padecer por culpa del tristemente célebre- Juan Manuel Santos- la antítesis de la rectitud en lo público, empero, nos tocó sí soportar la antología de la aversión que encarnaba aquel tramposo mandatario, que, sin más ni más, pasara a la historia como un personaje de ingratísima recordación, amén de sus repugnantes actuaciones en el escenario público. Siempre lo hemos dicho: el problema letal de Santos además del bodrio del Acuerdo Habanero, fue la malhadada corrupción que pelechó en su deplorable Gobierno y, que, fracturó la institucionalidad del Estado. Santos, como buen truhan que es, no solo traicionó las bases y los electores que confiaron en él, sino que además cogobernó con los enemigos de la patria, y no estando satisfecho con ello, e

SANTOS, EL PROMOTOR DEL TERRORISMO

Nuevamente han regresado las hostigaciones criminales por parte del brazo armado de las Farc. Los bandidos sin consideración alguna masacran y acribillan como les place, pues se sienten vigorosos para asumir dicha conducta. Y no es para menos, luego de que la institucionalidad se arrodillara a sus mezquinos intereses. Recientemente, asesinaron de manera vil y miserable a miembros del CTI en Nariño, nada más ni nada menos que, por parte del brazo armado de las Farc. Bautizadas por algunos incautos como las ‘disidencias’ del proceso de paz. ¡Pura Paja, pues aquellos no son más que asesinos de medio pelo subordinados por las órdenes de sus jefes, Timochenko, Iván Márquez, Catatumbo y demás! Pero, para referirnos al caso concreto, es prudente manifestar que, el culpable de dicha tragedia es el- dentro de pocos días- expresidente Juan Manuel Santos. Un hombre que pasará a la historia republicana como el auxiliador del terrorismo colombiano: le entregó de todo a los asesinos a cambio