La reciente decisión de la Corte
Constitucional de tumbar los decretos que prohibían el consumo de licor y de
sustancias alucinógenas en parques y sitios públicos, ha generado revuelo en la
sociedad colombiana. Y no es para menos cuando observamos cada día a nuestros
jóvenes perderse en las drogas y en el licor. Aunque más allá de todo esto, no
deja de ser agradable tomarse de manera sana, con algunos amigos, unas cuantas
cervezas en el parque poblado o en el parque del periodista. Empero, lo
realmente nocivo es tener que soportar- por libre arbitrio, o mejor por
capricho de la Corte Constitucional- a una caterva de marihuaneros trabándose
en los parques delante de los niños que, comúnmente asisten a estos para su
goce, disfrute y recreación. ¡Tiene que prevalecer el bienestar de la infancia
sobre la vagancia de los marihuaneros!
Y es que estamos convencidos de
que el cuentecito del libre desarrollo de la personalidad no puede ser una
camisa de fuerza para que un grupo minoritario de viciosos contamine el medio
ambiente sano y la recreación de la primera infancia. El olor a bareta, en sí
mismo, fastidia a quienes la consumen, ahora imagínense cómo será para nuestros
niños y para aquellos que no la consumen. ¿Cómo les parece la decisión de la
Corte? ¡Una completa monstruosidad!
Ahora bien, lo realmente crítico
del asunto no es que algunas personas inhieran una cerveza en un parque, porque
bien o mal, ello no afecta el transcurso corriente del espacio, en tanto sepan
comportarse. Pero lo que sí produce absoluta estupefacción es que la Corte
ignore la realidad de las familias colombianas que, con vehemencia reclaman
espacios sanos para divertirse con sus pequeños hijos. Y es acá donde vale la
pena preguntarnos: ¿Qué pensará la Corte Constitucional de la realidad que
tendrá que soportar un padre y una madre al llevar a sus hijos a un parque
recreativo en el que permanecen viciosos drogándose a su lado? ¿Será esto
ejemplo para las nuevas generaciones? ¿Será justo que ello ocurra? ¿Libertad o
más bien libertinaje alcahueta el de la Corte? Ahí se las dejo.
El problema mayúsculo de todo
esto es que, infortunadamente, estamos padeciendo un activismo judicial
desproporcionado en el que los jueces, según su propia cosmovisión, nos dicen
qué está permitido o qué está prohibido, y esto sin lugar a dudas está
generando una dictadura jurisdiccional espantosa, porque nuestros magistrados
están legislando. Y lo anterior, es consecuencia directa del degradante sistema
judicial colombiano. Por ello resulta positivo acudir a una Asamblea
Constituyente para reformar el aparato jurisdiccional, dado que, hay decisiones
que a todas luces son antidemocráticas. Y esta, no siendo menos, es una de
ellas. Pareciere que la intención de los magistrados es joderles la vida a los
colombianos de bien.
¡Vaya desgracia!
Conclusión: creemos que no es
malo prohibirle a un ciudadano tomarse una cerveza en el parque poblado o en el
parque del periodista. Contrario sensu, nos parece un total desacierto que les
permitan trabarse y drogarse con sustancias alucinógenas en los espacios
diseñados para nuestros niños. ¡Qué horror!
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