No obstante, el ineficiente
trabajo de algunos ministros, ha sido pertinente el esfuerzo del presidente
Duque para impulsar su agenda nacional sin repartir mermelada legislativa. Y es
que, por excelencia, la función del Congreso de la República radica en ejercer
la labor de control al ejecutivo, sin exigir dádivas, prebendas, contratos,
coimas, y, canonjías para aprobar los proyectos. Pero, infortunadamente, un
sector relevante de nuestros “Padres de la Patria” pareciera desconocer, o peor
aún, aborrecer su función natural. ¡Están sedientos de dinero y poder!
Aunque más allá de lo
antecedente, lo grave del asunto es que, queramos o no, es un hecho objetivo
que varios ministros se están rajando en su labor: la inexperiencia política,
el desconocimiento, la inseguridad y, la ineficacia han permeado sus medianas gestiones.
Entretanto, no se han adelantado los ajustes necesarios. Los ministros de las
carteras más relevantes pecan por inocentes, otros por confiados: pareciere que
algunos creyeran que servirle al país, es semejante a dictar cátedra en una
universidad, donde los involucrados son alumnos primíparos que desconocen la
disciplina que están estudiando. ¡Vaya error!
Acá la situación es diferente
porque en vez de alumnos novatos, a quienes toca capotear, es a un cardumen de
congresistas feroces, altamente entrenados en el juego político. Además de
estar ávidos de poder. Lo que les exige a los ministros contar con un nivel de
probidad y eficiencia mayúscula para sacar avante la ambiciosa agenda nacional.
Para la muestra un botón: se han hundido proyectos como la anhelada reforma a
la justicia, las objeciones a la JEP, la conexidad de delitos sexuales con
delitos políticos, la importantísima reforma política, y las leyes
anticorrupción. La mayoría por errores de comunicación política y por
imperdonables salidas en falso.
Ahora bien, creemos que parte
importante de los proyectos anteriormente mencionados, eran menesteres
fundamentales para retomar el rumbo del país. Sin embargo, muchos de ellos se
hundieron por pura carencia de liderazgo. A la ministra Gloria Borrero le quedó
grande elaborar una exposición seria sobre la necesidad urgente de adelantar
una reforma al aparato judicial; y a la ministra Nancy Patricia Gutiérrez, la
arrastraron hasta el abismo, los líderes de la oposición ungidos en diversas
colectividades. Todo se lo han hundido:
¡Hasta la conciencia!
El efecto es nocivo porque, la
crisis de gobernabilidad crece como una bola de nieve, en tanto algunos
congresistas incendiarios planean, cada vez más, varios golpes contundentes
para desestabilizar la gestión del Gobierno Nacional. Lo que nos obliga a
preguntarnos: ¿Hasta dónde vamos a llegar? ¿Qué ocurre que no se efectúan las
modificaciones requeridas en los ministerios? ¿Por qué no darle la oportunidad
a otros servidores probos que pueden hacerlo mejor?
Presidente Duque: La situación es
precaria, continúe firme ante la negación de mermelada, pero realice los
ajustes en su gabinete. ¡A estas alturas no estamos para pañitos de agua tibia!
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