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¡NO HAY SECRETARIO DE SEGURIDAD EN MEDELLÍN!



Valoramos sobremanera el trabajo en materia de seguridad de la fuerza pública y del alcalde, Federico Gutiérrez. Sin lugar a dudas, desde una perspectiva cuantitativa y cualitativa, la mejoría ha sido notoria, aunque todavía falta. Empero, condenamos con ahínco que, desde la salida de Gustavo Villegas no se hubiese nombrado a un secretario de seguridad apto, idóneo y competente, que gozare de conocimiento absoluto sobre el particular. Y así lo consideramos porque, el tema principal del alcalde de Medellín abanderado en campaña (la seguridad) requería en el despacho de un funcionario eficaz, eficiente y efectivo. 

¡No podíamos esperar menos!

Esto lo traemos a colación dado que, no deja de preocuparnos una Medellín que desde 2017 carece de un servidor probo para ostentar dicho cargo, pues hasta ahora no hemos visto una sola estrategia dirigida a combatir al crimen organizado que provenga del ingenio o del conocimiento directo del actual secretario de seguridad. Su ineptitud e incompetencia han relucido como las que más. Vale la pena preguntarnos: ¿Qué tan relevante es la seguridad para Medellín? A lo que debemos responder sin vacilación: La seguridad es una condición sine qua non para garantizar derechos sociales como salud, vivienda y educación. Lo que nos lleva a afirmar que las secretarías de salud, vivienda y educación de la ciudad requieren del óptimo rendimiento de la secretaría de seguridad. ¡Así de sencillo! 

Ahora bien, ¿Cuál ha sido el auténtico aporte del secretario de seguridad actual para combatir al crimen y al microtráfico? En realidad, no ha efectuado hasta ahora un aporte valioso. Y lo decimos con vehemencia porque se trata de una realidad objetiva, puesto que, hemos analizado detalladamente la situación. Infortunadamente, uno de los principales errores de las administraciones públicas en el mundo contemporáneo es, asignar a comodines de transición para llenar unas vacantes desiertas. ¡Qué problema!

Por ello, creemos que lo anteriormente mencionado, debe cambiar inmediatamente, toda vez que la afectación la padece la ciudadanía, como principal actor de la democracia. Y no lo vemos de otra manera dado que, los ciudadanos en un acto de buena fe y confianza legítima, generalmente, eligen a determinado candidato a través del voto programático. Lo antecedente quiere decir que, se vota por un programa, pero no por una persona, lo cual demuestra que únicamente no nos basta con gozar de un alcalde idóneo, sino además de una gestión programática integral, conformada por los mejores funcionarios en cada dependencia, para que lideren los temas de mayor relevancia dentro de la ciudad. Es triste decirlo, pero en la secretaria de seguridad de Medellín no hemos visto nada nuevo: ni una estrategia, ni una medida, ni un enfoque diferente. Es como si la dependencia hubiere mantenido desde 2017 en vacancia absoluta. Claro está, teniendo presente que, existen honrosas excepciones con algunos colaboradores al interior de la dependencia.

Debemos reconocer que, Medellín cuenta con un balance positivo en desarticulación de combos y bandas criminales, sin embargo, estamos rajados en los hurtos, en el fleteo y en el cobro de vacunas a los conductores de transporte público, pues cada día vemos que incrementan como espuma en el agua. Entretanto, no contamos en la secretaria de seguridad con un funcionario serio y estructurado, capaz de diseñar estrategias efectivas para despedazar a la delincuencia común y organizada. ¡Varios aspectos por mejorar! 

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