El clima político colombiano se encuentra por estos días, totalmente agitado, y no es para menos, ya que, el Gobierno Nacional ha manifestado vehementemente su intención de implementar, un nuevo acuerdo de paz de manera inmediata, lo cual, no cae nada bien en la oposición, ni en el pueblo que se pronunció negativamente en el plebiscito del pasado 02 de Octubre.
Las declaraciones del presidente
Santos, son para algunos, objeto de discordia y provocación, es claro que la población y algunos sectores de la oposición, no están dispuestos a tolerar una
implementación arbitraría de un nuevo acuerdo que no esté refrendado por la
voluntad popular. El afán del Gobierno por
reglamentar el texto es inminente, y por ello, el presidente ha tratado de
obrar con la mayor celeridad posible, sin embargo, esto le ha ocasionado un
notable incremento de impopularidad, porque la mayoría no concibe ni permite que el mandatario de esta nación, asuma posturas propias de un gobernante
autoritario al que, le importa un bledo desconocer la voluntad del
constituyente primario.
Así las cosas, los caminos para
implementar el nuevo texto son complejos, porque no es factible pretender la
reglamentación de un tema tan álgido para la nación, en un lapso tan corto de
tiempo, y como si fuera poco, evitando el pronunciamiento de la voluntad del
pueblo. El Gobierno debe tener paciencia y asumir dicha situación con frialdad,
de lo contrario, el caos será gigante y no habrá límites para controlar a la
nación enfurecida que, desde ahora, se siente confundida; confundida por las
declaraciones del presidente, las cuales ha realizado en distintos escenarios,
como por ejemplo: Londres.
Desde el Reino Unido y desde
otros espacios, el presidente ha manifestado que, desde que esté listo el nuevo acuerdo podría contar con la posibilidad de acudir directamente al congreso
para reglamentar el mismo, sin consultar la aprobación de la voluntad popular,
la cual espera nuevamente ser convocada a las urnas para refrendar por segunda
vez, lo negociado con las Farc. En materia constitucional la
refrendación e implementación, son dos eventos totalmente diferentes, pero
necesarios. La refrendación conlleva al uso de un mecanismo de participación
ciudadana, para aprobar (si), o desaprobar (no) un segundo acuerdo de paz. La
implementación consiste en la reglamentación jurídica que, obligatoriamente
deberá realizar el congreso del nuevo acuerdo planteado con las Farc.
Ambos eventos son necesarios para
que el acuerdo esté dotado de legitimidad, por tal razón, al Gobierno no se le
debe ocurrir, ni siquiera contemplar, la posibilidad de acudir directamente al
constituyente derivado (congreso), ignorando al constituyente primario
(pueblo), porque de ser así, estaríamos inmersos en un grave problema estatal, el cual
afectaría notablemente a la nación, a la democracia y, a sus instituciones.
Es por ello que, debe respetarse la refrendación realizada por el pueblo. Nadie quiere que este acuerdo genere un conflicto mucho peor, por tal razón, el Gobierno debe obrar
con serenidad, astucia y sabiduría, incluyendo la voluntad de todos los colombianos,
sin endilgarle dicha función al congreso, el cual solo debe encargarse de la reglamentación legal. De esta manera, el Gobierno tiene
la posibilidad de hacer historia y encontrar una nueva oportunidad para
construir la paz, o fracasar en el intento, y ser el directo responsable de un
nuevo avispero nacional. Encontrándonos en dicha situación, sólo nos queda
decir: ¡Qué Dios salve la Patria!
Comentarios
Publicar un comentario