Más allá del revuelo político que
ha ocasionado el anuncio de renuncia de Álvaro Uribe al Senado de la República,
sorprenden sobremanera las actuaciones de la Corte Suprema de Justicia frente
al caso por el cual, pretenden incriminar al expresidente en la comisión de los
tipos penales de soborno y fraude procesal. Todo dizque por ‘manipulación de
testigos’.
A decir verdad, frente al caso
concreto, se presentan variedad de yerros procesales con las actuaciones de la
Corte Suprema. Miremos…
PRIMERO-. Una vez conoció la
situación, fue notoria la voluntad de Uribe de rendir una versión de los hechos
ante esa corte. Sin embargo, dicha audiencia de versión libre no fue permitida,
toda vez que los magistrados guardaron silencio e hicieron caso omiso a la
voluntad colaborativa de Uribe, vulnerándole de tajo y sin justificación
alguna, sus derechos fundamentales al debido proceso y a la defensa técnica.
¿Cómo puede ser posible que los
magistrados del caso en un asunto de extrema delicadeza, no den apertura a una
audiencia de versión libre de los hechos, pero, posteriormente citen a
indagatoria al implicado con una medida implícita de aseguramiento?
Como quien dice: independiente de
la versión de Uribe la Corte previamente contaba con el sentido de su posible
decisión, lo que, a su vez, puede entenderse como un prejuzgamiento, pues les
importó un bledo conocer la exposición del involucrado, ya que desestimaron su
disposición de esclarecer la situación, dando por sentada la necesidad inocua
de llamarlo a indagatoria. ¡Una violación flagrante al debido proceso!
SEGUNDO-. Frente a lo que obra en
el expediente, es conocida por la opinión pública una carta que constituye una
prueba reina a favor de Uribe. En aquella misiva, Enrique Pardo Hasche, hombre
clave en la investigación que se le adelanta al expresidente, manifestó en un
documento de once páginas que existe un montaje contra él orquestado por el
senador comunista, Iván Cepeda. Sin embargo, al parecer la Corte ha desestimado
también dicho documento, porque el mismo no ha sido, hasta ahora, valorado.
¿Qué puede suceder aquí? ¿Qué
motiva a la Corte a desestimar importantes elementos probatorios?
TERCERO-. Se conoció también, un
documento aportado en la Corte Suprema por el expresidente Uribe con radicado
38451, en el que allega como elementos materiales de prueba, unas entrevistas a
unas personas que relatan en sus declaraciones que, Iván Cepeda, intentó
manipularlos para que incriminaran al expresidente Uribe a cambio de beneficios
personales y patrimoniales. No obstante, parece ser que dicho aporte tampoco
fue valorado por la Corte. ¿Por qué será? ¿Cuál es la razón legal de ello?
CUARTO-. Finalmente, es
inadmisible que, en un Estado de Derecho como el nuestro, los periodistas se
enteren previamente de las providencias de los jueces de mayor jerarquía e
informen las decisiones a la ciudadanía. Esto es un exabrupto. ¿Desde cuándo
los periodistas mencionan con anterioridad las decisiones de la Corte Suprema
de Justicia? ¿Cómo han hecho para obtener dicha información? ¿Quién se les
suministra? En caso de conocer con claridad el magistrado responsable de esto,
¿Cuál es la falta disciplinaria que debería imponérsele? ¿Debería renunciar a
su ‘dignidad’ de magistrado? Claro, que sí.
Luego, que no nos quepa la menor
duda que, en este caso, hay intereses políticos de por medio. Así como oscuros
intereses provenientes de sectores de la oposición que, no respetan la justicia
por hacer uso de todas las formas de lucha para derrotar a sus opositores. Una
de esas formas de lucha es ir a fabricar un cartel de falsos testigos a cambio
de beneficios personales. Esto tiene nombre propio; ustedes sabrán.
Ahora bien, esperamos que con los
elementos aportados por el expresidente Uribe, confiando todavía en la
credibilidad del aparato jurisdiccional, se obre conforme a derecho y sea
sancionado quien haya incurrido en algún montaje procesal. De no hacerlo,
estaríamos inmersos en el denominado ‘Gobierno Judicial’ que obedece a agendas
políticas afines, al centro izquierda, pues la voluntad de aquellos radica en
eliminar a como dé lugar a sus adversarios políticos. Y ello es una conducta
deleznable que, en una democracia seria no podríamos permitir.
Adenda: No habíamos visto mayor acto de patriotismo
de quien decide renunciar a su curul legitima en el Senado para enfrentar con
entereza una infamia particular. Para claridad de los desubicados, la renuncia
puede o no quitarle competencia a la Corte Suprema. Frente a ello, existen
posiciones que varían al respecto. ¡Lo cierto es que Uribe nunca ha eludido a
la Corte, ni siquiera cuando la misma incurre en constantes yerros
procesales!
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