Dos sujetos incongruentes e
inconsistentes; ambos son el espejo de lo que no podemos ser…
Roy Barreras: ha sido, desde
siempre, un sujeto conveniente, adulador y, clientelista hasta rabiar. Pero,
además, es un vil siervo de aquel que le otorgue contratos, puestos, prebendas
y dádivas burocráticas, bien sea para su beneficio o, para el de algún tercero
relacionado con sus despropósitos clientelistas. Barreras, inició su carrera
política al lado del expresidente Uribe, creció al lado de éste, perfilándose
como un duro defensor de la seguridad democrática. Su discurso en defensa de la
doctrina del uribismo fue llamativo para quienes lo escuchaban, pues no pasaba
desapercibido en el Capitolio Nacional. No obstante, siempre existió un manto
de duda sobre su lealtad como defensor a ultranza de las políticas de Álvaro
Uribe, pues había quienes tenían claro que, detrás de la apariencia se escondía
un tipo desleal, traicionero y deshonesto. Y, en efecto, era lo cierto.
Una vez el expresidente Uribe
finaliza su mandato, todo cambia, y, ese ‘uribista’ de antaño se convierte en
el santista más pétreo y recalcitrante de los pocos que existen. Desde
entonces, Roy ha sido el apoyo acérrimo del peor presidente de nuestra historia
republicana, así como el patrocinador directo en el Senado de sus desaciertos.
Roy, relegando y despotricando de quien le dio la mano (Uribe), apoyó desde el
inicio, los desmanes santistas para continuar con su vulgar carrera
legislativa. Ahora sin sonrojarse, luego de lanzarle innumerables dardos y de
rasgarse las vestiduras por su silencio frente al proceso de paz, opta por
apoyar a Vargas Lleras, de quien también rajó y disoció como el que más. Pero
él no es el único; adicionalmente se presenta otro caso más grotesco…
Armando Benedetti: un tipo que
también creció de la mano del expresidente Uribe, profiriendo en su momento,
admirables discursos a favor de la seguridad democrática. Nadie pensaría que,
ese muchacho de entonces fuese un mentiroso de tal calaña, pues algunos lo
consideraban un acérrimo ‘uribista consistente’ en el Congreso. Empero, todo
cambió en el 2010- así como Roy- cuando Santos destapó sus verdaderas
intenciones. Desde aquella época, Benedetti, se convirtió en un consolidado
‘Santista’. Pero, ha dejado de ser tal, puesto que para ‘dinamizar su carrera
legislativa’, apoyará también a Vargas Lleras. Es decir que, dejó de ser
Uribista para ser Santista, y ahora pretende convertirse en Vargasllerista.
Brincando de un lado a otro como un saltamontes, mantiene denigrando de Santos
por el proceso de paz fallido.
¡Una desvergüenza sin
precedentes!
Y más porque no olvidamos cuando,
hasta hace unos meses, Benedetti, despotricaba como un atarván de Vargas Lleras
(peor que Roy) al considerarlo un corrupto, clientelista y perseguidor
político. Pues vale la pena recordar el show mediático que armó con Vicky
Dávila en la W, al acusar al fiscal Néstor Humberto Martínez de ser la cuota
política de Germán Vargas para perseguirlo, investigarlo y acusarlo, ya que
según él, solo lo ‘querían joder’ por oponerse a las malas actuaciones de este.
¡Pura carreta de corrupto
asustado!
En realidad, la fiscalía estaba
haciendo su labor ya que, había indicios de que el ilustre senador estaba
involucrado en notables escándalos de corrupción, tales como los buldozer de
Odebrecht y el cartel de las pensiones en Córdoba, entre otros. Fue tan grande el
pavor del triste célebre Benedetti que, no encontró otra opción diferente que
acusar al fiscal general de obrar como un ‘político de bolsillo’ con el fin de
provocarlo, y así truncar la investigación que este adelantaba en su contra.
Afortunadamente, Néstor Humberto Martínez, no cayó en la trampa y su labor
sigue intacta.
Con lo descrito anteriormente,
consideramos grotesco cualquier apoyo de Benedetti a Vargas Lleras, puesto que
dicha conducta supera los límites de la incoherencia. Qué barbaridad que haya
un sujeto de semejante despropósito: primero monta una escandalosa cortina de
humo para evadir sus responsabilidades en la corruptela tildando al fiscal y a
Germán Vargas, y ahora pretende apoyar a quien acusó de orquestar su
persecución. ¡Qué falta de seriedad!
Entre tanto la institucionalidad
colombiana se ve demacrada, porque con sujetos como Roy y Benedetti la
deslealtad impera y, por ende, se prostituye de sobremanera nuestra democracia.
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