En buena hora recibimos la
notificación del CNE que exonera a OIZ de toda culpa sobre el pulpo corruptor
Odebrecht. Semejante injusticia no podía dejarse a la intemperie. Para
desgracia de muchos, no ingresó dinero alguno a la contienda electoral del 2014.
¡Ya está probado!
En este sentido, resulta adecuado
que OIZ integre la contienda actual; es tal vez, la mínima oportunidad que le
deben conceder a una persona que fue víctima de un ardid delictivo. El Centro
Democrático únicamente cuenta con un candidato sensato, llamado, Rafael Nieto
Loaiza, por ello, es que es menester que ingrese otro más con el que podamos
contar como una opción viable.
Recordemos que la campaña de OIZ
en el 2014 fue acertada, y transformadora. Las propuestas de gobierno fueron
bien acogidas por los colombianos y, por ello, fue triunfador en primera
vuelta. No obstante, el poder oscuro de su contendor que, por decir lo menos,
sí recibió dinero de Odebrecht, logró opacar dicho propósito a través de
montajes y marullerías. Ahí tienen los gobiernistas y la izquierda para que
determinen quién es el bandido polítiquero.
Ahora, lo menos que esperamos es
que se pronuncien Roy Barreras, Armando Benedetti, Jorge Robledo y Claudia
López. Sobre todo los dos últimos que, hace unos días hicieron el debate más
simplista y amañado de la historia de este país, supuestamente en contra de una
“corrupción” que ellos mismos, de manera hipócrita, integran. No olvidemos que
la senadora López apoyó la campaña de Santos en el 2014 y que Robledo aseguró
temerariamente tener “pruebas” de un dinero que había recibido OIZ por parte de
la constructora brasilera. Frente a Barreras y Benedetti, en calidad de máximos
esbirros del Gobierno nacional, fueron estos los primeros en emitir acusaciones
infundadas. Así pues, resulta apropiado escuchar sus declaraciones sobre la
absolución de OIZ. ¿Con qué irán a salir ahora? ¿Dónde está la seriedad de tan
“honorables” senadores? ¿Cuál es el rigor investigativo del que tanto se
jactan? ¡Pura paja!
Observamos como todo lo expuesto
por los senadores Robledo y López no fue más que una fábula basada en chismes
de pasillo. Afortunadamente para que se sepa la verdad solo es indicado darle
tiempo al tiempo. Pues, ahí tienen la realidad. Por lo pronto, nos quedan
claros dos aspectos: el primero, es que Jorge Robledo y Claudia López son unos
cuenteros frustrados. El segundo, es que no nos debe parecer extraño que
Benedetti y Barreras guarden silencio mientras acomodan una versión inocua
sobre el particular. Nada diferente podemos esperar.
¡El llamado es para que sean
serios señores y dejen tanta majadería!
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