El ex ministro de agricultura Andrés Felipe Arias es tácitamente
abandonado por su padrino político Álvaro Uribe luego de que el primero se ha
preocupado incansablemente por defender una obra de gobierno ejecutada en ocho
años con innumerables aciertos y desaciertos. La situación para Arias es
deplorable, no solo tendrá que luchar para evitar una extradición producto de
una notable persecución política perpetrada por el Gobierno de turno en
complicidad de la Corte Suprema de Justicia, sino que, ahora tendrá que lidiar con el fantasma de
Odebrecht.
El panorama es complicado porque con ello se le presenta al ex ministro
un obstáculo más, de mayor gravedad, para evitar la solicitud de extradición.
Ahora el Gobierno Americano tendrá motivos de sobra para enviarlo al inframundo
aun cuando sabemos que nada tiene que ver la situación de Agro Ingreso Seguro
con la de Odebrecht, teniendo en cuenta que para este suscrito, en el primer
caso, no encontramos conducta delictiva en la actuación de Arias, y en el segundo, hay total ambigüedad para determinar la responsabilidad del ex-ministro en algún ilícito.
Lo que no deja de ser una desvergüenza es que el presidente Uribe
abandone a su suerte al ex ministro, debido a la recomendación de los
subalternos que diariamente lo adulan, por demás. Es despreciable echar al
olvido a quien ha sido leal y ha defendido los lineamientos que algunos
traidores no supieron valorar. No obstante, resulta preocupante la gente que
rodea al señor Uribe, no por los escándalos en los que están inmersos sino
porque todos padecen notables aires de deslealtad.
Otto Bula sostuvo que un tal Federico Gaviria le contó que Andrés Felipe
Arias recibía cuotas monetarias de la corruptela constructora brasilera, lo que
a nuestro juicio, resulta impreciso porque dicha afirmación se tiene que
evidenciar previamente antes de emitir cualquier juicio de valor. Por tanto, el
Gobierno Americano no puede ni debe relacionar dicha situación con la batalla
jurídica de la que hace parte actualmente como perseguido político. Por ello es
que consideramos que el Centro Democrático en cabeza del señor Uribe no debería
abandonar a su pupilo sino por el contrario apoyarlo en la adversidad, pues es
vital su respaldo, porque frente a su bancada, existen sujetos como el tal José
Obdulio Gaviria, entre otros que, han dejado entrever la poca consideración que
tienen frente a un copartidario de lucha.
La decadencia del Centro Democrático no viene únicamente por el manejo
en su estructura, y el poco criterio de sus integrantes, sino por conductas
como éstas. ¿Quién quiere hacer parte de una colectividad en la que abandonan a
su suerte a sus más férreos y sinceros defensores? Qué grato sería que algunos
se sacaran los tapones de los oídos y los introdujeran en sus bocas.
Seguramente no se tendrían que retractar, ni mucho menos, perderían
credibilidad. No hay peor desastre que aquel que se presenta cuando los
seguidores dejan de creer en lo que tanto han creído, y, por situaciones
nefastas, se tomen la molestia de opinar.
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