Es menester que los colombianos
salgamos masivamente a marchar este primero de abril en contra de los desmanes
y mala gestión del Gobierno más impopular de la historia de Colombia (79%). No
es para menos cuando sabemos que la economía está paralizada; redujo en 3.6%
del PIB; hay inflación de impuestos que asfixian a la empresa privada, a la
ciudadanía y a los trabajadores; se ha presentado un excesivo derroche que ha
contribuido a que crezca el endeudamiento del Estado del 43% del PIB al 54%; y
nuevamente el narcotráfico se encuentra en su época gloriosa, en la medida en
que Colombia ve crecer periódicamente los cultivos ilícitos.
El Gobierno no reconoce ni
enfrenta la corrupción, sino que la promueve. Como si fuera poco, triunfó la
desaprobación el pasado 02 de octubre del 2016 a través del plebiscito, siendo
ello prueba fehaciente de que debía reconducirse el acuerdo pactado con modificaciones
necesarias que convirtiesen el mismo en un texto racional para salvar la paz,
pero Santos engañó al pueblo y la Corte Constitucional se prestó- vía Fast
Track- para pisotear el veredicto popular. Santos, la Corte y el Congreso de la
República ignoraron la voluntad nacional, y no satisfechos con ello, blindaron
un acuerdo dotado de impunidad por 12 años para que fuese inmodificable con el
fin de elevarlo al nivel de la Constitución e integrarlo a la misma. De esta
manera, los colombianos y los próximos gobernantes de turno quedarán atados a
un botarate que contiene únicamente privilegios concedidos como premio a la
voluntad criminal.
El Gobierno cedió en todo y la
guerrilla no se comprometió a nada, he ahí el desequilibrio abismal. Los jefes guerrilleros
no pagarán un solo día de cárcel, ni darán al Estado ni a las víctimas dinero
producto del narcotráfico, además de ello podrán participar de manera gratuita
en elecciones, tendrán curules ilegitimas en el Congreso, y contarán con
emisoras para promover su discurso revolucionario permeado de delincuencia.
Actualmente, los mayores responsables de Farc gozan de total impunidad;
desmovilizaron a 6 mil terroristas, pero armaron a 1.200 para cuidar a los
cabecillas. A cada miliciano- encargado hace unos años de secuestrar,
extorsionar, y asesinar- le pagarán un sueldo superior al que devenga un
colombiano decente que no ha delinquido, los demás serán llevados a cargos
directivos de la Unidad de Protección.
El presidente se burló de la
Patria al desconocer el resultado del plebiscito, abusando de la buena fe de
sus coterráneos. Así mismo, con un Congreso sometido sustituyó la Constitución,
e introdujo total impunidad a responsables de delitos atroces con el fin de
favorecer al grupo terrorista Farc, y encarcelar a través de una denominada
Jurisdicción Especial a los militares, policías y civiles que pretendan
oponerse a la doctrina terrorista-revolucionaria.
No satisfecho con lo realizado,
el presidente mintió y amenazó al pueblo colombiano afirmando que si ganaba el
‘NO’ se presentaría una fuerte guerra urbana. Hoy vemos que todo era una vulgar
intimidación para obtener el resultado, otrora la población fue valiente y
salió a enfrentar al régimen con su desaprobación. Por lo anteriormente expuesto, es que debemos
demostrarle al sátrapa que repudiamos su proceder. Señores, estamos a tiempo de
salvar nuestra democracia, si no lo hacemos ahora, no podremos hacerlo nunca.
¡Llegó la hora de manifestarnos!
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