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LAS ANDANADAS DE TRUMP


El presidente electo de Estados Unidos realizó una hermosa afirmación en su discurso de entrada a la Casa Blanca que decía lo siguiente: “El tiempo de los políticos charlatanes ha terminado, tomaremos medidas contra ellos; Llegó el momento de la acción, seamos blancos, negros o marrones, todos sangramos la sangre roja del patriotismo y todos saludamos a la maravillosa bandera americana; Ustedes americanos, nunca serán ignorados de nuevo”. Afirmación que me causó asombro y extrañeza, en realidad no esperaba escucharla por parte de ese personaje. Quien analiza tan bello aparte del discurso podría pensar que Trump será un hombre incluyente, demócrata, y solidario, sin embargo los hechos demuestran todo lo contrario, porque sus ataques dirigidos a la población latina y demás son propios de un sujeto abusivo, humillante, excluyente, y sobretodo prepotente; actitudes semejantes a las de un gobernante autoritario y desmesurado.

Lo cierto es que el nuevo mandatario ha manifestado sin ápice de compasión, un gran fortalecimiento de las políticas migratorias en contra de los latinos, árabes y refugiados, los cuales en estricto sentido sabemos que no perjudican el desarrollo del Estado Americano, toda vez que la pretensión de los mismos es sobrevivir a las adversidades en un territorio donde aparentemente encuentran más oportunidades sin transgredir la estabilidad ni poner en riesgo la seguridad de la nación. Así pues, resulta irrelevante amenazar con deportaciones, ¿Se le olvida al presidente electo que con ello está de cierta manera transgrediendo los derechos de los inmigrantes y de las minorías? ¿Dónde queda la actitud democrática e incluyente de la que hizo énfasis en su discurso? Es evidente que todo no es más que una fantasía, porque su personalidad y su manera de actuar están alejadas del corazón, la coherencia y la consecuencia, tres palabras inherentes para cualquier dirigente que aspire a obrar conforme a los cánones democráticos.

Ahora bien, las relaciones internacionales para los americanos padecerán un decreciente progreso por cuenta de las actitudes del nuevo huésped de la Casa Blanca; imaginar un muro en la frontera con México es simplemente la mayor manifestación de tontería, no sólo es innecesario sino que es excesivamente complicado en su construcción, además el bárbaro Mexicano Enrique Peña Nieto ya se pronunció negativamente ante su financiación, y claro, no era para menos, cuando el primer afectado es el pueblo mexicano. Por otra parte, la decisión de retirarse del acuerdo transpacífico es el inicio del encierro de EE. UU., porque atenta directamente contra su propia agenda comercial; este tratado no era la panacea del desarrollo pero evidentemente si le servía a las empresas americanas para obtener ciertas ventajas frente al gigante asiático, lo que resultaba 100% positivo para la industria americana. Creemos entonces que Trump y sus asesores no han dimensionado las consecuencias de dicha decisión, de primera mano, observamos una notable improvisación.  

Finalmente, hay quienes deducen que Colombia seguirá siendo un aliado comercial fuerte, tal vez el más importante de la región, y que por tal razón el apoyo seguirá intacto. En mi opinión, ello es incierto, porque actualmente hay diferencias inconciliables con el modelo que propone Trump, nadie puede saber si realmente la relación continuará en dirección armónica, o si se afectará potencialmente en su recorrido. Como quiera que sea, la única certeza que tenemos es que las constantes andanadas de Trump no sólo afectarán el desarrollo de Norteamérica sino también el de todos aquellos países que inexorablemente requieren de su administración, de esta manera resulta complicado soportar las cargas negativas de las malas decisiones de un personaje del que cualquier cosa se puede esperar.   

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