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LA ESPERANZA PARA EL 2017


Comienza un nuevo año colmado de reformas estructurales, tales como la implementación de la reforma tributaria, el proyecto de reforma a la justicia, y la abrupta modificación del modelo de Estado colombiano a través de la sustitución de la Constitución que directamente está relacionada con la aprobación vía ‘Fast Track’ de los acuerdos de la Habana.

Este año será el de las implementaciones estatales prioritarias, porque las mismas serán inexorablemente necesarias para nuestro futuro, ya que cada una de ellas son la esencia del funcionamiento de Colombia; sin embargo los proyectos de reforma no cumplen con los compromisos nacionales y son contrarios al sentimiento nacional, la mayoría de colombianos rechazan el abuso tributario recientemente aprobado, y ni que decir de la bicoca de la Habana, plasmada de privilegios criminales, sin dejar atrás el proyecto de modificación a la justicia, que desde ahora es catalogado como misión imposible.

Por otro lado, se avecina la carrera presidencial para la Casa de Nariño, el clima político se agita, y presenciamos las peores manifestaciones de inmundicia humana: las campañas políticas, plasmadas de clientelismo y politiquería barata. Será complejo estar atentos a tantos acontecimientos, pero es nuestro deber como conglomerado, porque no podemos ser indiferentes a las modificaciones estatales que se aproximan, pues de ellas dependerá el desarrollo de este Estado, por ello es deber de todos los ciudadanos analizar con criterio el rumbo que tomará nuestra nación, porque como sujetos gobernados podemos ser beneficiados o gravemente perjudicados; en nuestra situación todo apunta a que seremos afectados, pero ello es algo temporal porque en el 2018 el rumbo lo podremos cambiar.

El Gobierno actual ha sido impetuosamente rechazado, debido a la poca identificación que siente el pueblo con su legado, no es para menos, ya que nuestro presidente nos ha mal-gobernado. Este año se le pasará factura de cobro a la administración nacional, cuando cada una de las reformas tramitadas, entre ellas la bicoca de la Habana, fracasen en su implementación; en ese momento nuestro presidente sufrirá las consecuencias por la mala gestión.  

La esperanza consiste en estar atentos al panorama nacional del 2017, y utilizar el mismo para rectificar las riendas de este país mutando de régimen presidencial en el 2018. Así las cosas, debemos gozar de ojos críticos para reunir elementos necesarios, y transformar a través de ese sagrado mecanismo que es el voto popular, el rumbo que este mal Gobierno ha ejecutado. Es menester aportar al futuro de todos, para todos y entre todos con el fin de construir unas bases estables de desarrollo social y prosperidad.

Colombia necesita un cambio de administración y la misma se efectuará, pero será necesario apuntar con memoria selectiva todos los desaciertos que esta administración ha consumado, solo así tendremos la certeza de que hemos hecho algo importante para obtener un progresivo bienestar general.

Así pues, este año será evaluativo y servirá de experiencia para dar el salto que nos guiará a la modificación. El cambio está cerca, y la decisión nos atañe a todos, somos responsables directos del futuro de Colombia, por ello es nuestro deber entendernos de la política y tomar la mejor decisión en las elecciones presidenciales, para ello es fundamental ser valorativamente responsables con el clima político nacional que relucirá este año, el cual sabemos que será nefasto pero a su vez motivador para decir: ¡No más! 

Ya es hora de que se produzca un cambio, es fundamental retomar las riendas de la estabilidad. ¡No es factible continuar eligiendo dromedarios políticos!  

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